LOS BESOS DEL ADIOS

Cuando volví a ver a Connie (quince días después de la fiesta famosa) ella estaba muy encabronada, nunca entendí el porque, solo me había puesto borracho reclamando mi experiencia juvenil con el alcohol, bueno... en esos quince días no le hable porque de nueva cuenta olvide pedirle su numero telefónico, solo tengo algunos despojos de todo lo que me dijo:

-Nunca me llamaste- (clasico)

-Y ahora llegas muy fresco- (esta era nueva)

-Ya no se si seguir con esto- (clasico)

-No nos conocemos lo suficiente- (clasico)

-Ya me interesa otra persona- (super clasico)

-Lo mejor es que terminemos esto de una vez- (clasico)

A todo aquello le decía yo que si, no me quedaba de otra y cuando amenazo con terminar la relación simplemente le dije que estaba bien, de cualquier forma no me importaba mucho que digamos el continuar con algo que desde un principio no nos interesaba mucho que digamos, nos despedimos como grandes amigos pero le pedí un ultimo beso, muy bueno por cierto, hice lo que nunca había tenido oportunidad de hacer en nuestro casi mes de relación, es decir explore su boca a conciencia, después me despedí sorprendido porque acepto mi petición del ultimo beso.

Llego a su fin el semestre y en el salón pensaron que era buena idea celebrar un convivió con intercambio de regalos y toda la cosa, eso no me agrado nada porque por lo general los intercambios de regalos terminan en linchamientos pero hice valor y me presente con mis regalos, la reunion fue un homenaje al sentimentalismo femenino, todas lloraron, se abrazaron como si jamas en la vida se volvieran a ver, todo eso lo vi con cierto miedo aunque tambien se me prendio el foco, porque decidi aprovechar precisamente aquel "sentimiento a flor de piel" para despedirme pero a mi modo.

Comimos, bebimos, reimos y cuando la celebracion alcanzaba el punto mas alto tome de la mano a Samia quien descruzo sus delgadas piernas para acompañarme a platicar a un sitio mas comodo, chachareamos un rato mientras esperaba la oportunidad cuando le pedi el beso del adios, a Samia aquello no le molesto, de hecho le encanto, me tomo del cuello, yo de su cintura y nos besamos a gusto en la oscuridad de la escalera, desgraciadamente aquello la motivo para que pensara (mal) que yo estaba profundamente enamorado de ella y me dijo:

-Ay Leon, pase momentos muy ricos contigo, pero ya nos vamos y es tiempo de conocer personas nuevas, nuevas aventuras, solo espero que tu corazon pueda aceptarlo y sigas tu camino tranquilo-

Despues entre nuevamente al salon y tome de la mano a Maribel que muy sorprendida descruzo sus bonitas piernas y salio conmigo rumbo al estacionamiento de la escuela, platicamos muy a gusto una media hora, estuve buscando el momento para pedirle el beso del adios pero se me adelanto porque me dijo:

-Tu lo que quieres es un beso ¿verdad wey?-

Eramos tan buenos amigos... sonrei y me deje querer, nos mordisqueamos muy a gusto en la oscuridad protectora del estacionamiento.

Volvimos joviales al salon, riendo y recordando aquella vez cuando quise tocarle los senos y la manera en que me quito la locura de la cabeza a codazos, repito... eramos tan buenos amigos. Entonces mire a todos lados y vi a Connie muy entrada en la platica con su gordita amiga asi que decidi no acercarme despues de todo ya nos habiamos despedido, un simple beso en la mejilla y terminamos tan bien como siempre.

Entonces tome asiento junto con mis amigos para iniciar nuestro desmadrito, platicamos de pendejadas obviamente y cuando estaba yo en el momento crucial de una anecdota llego Miriam, todos mis amigos se quedaron callados mirandola de pie frente a mi y luego mirandome sentadote con la boca abierta mirandola a ella, pasaron unos segundos y me planto un gran pero rapido beso que me dejo con la boca mas abierta y totalmente sorprendido, despues me dijo:

-Yo si te queria Leon... pero ya ni modo-

Luego se dio la media vuelta y no volvimos a hablar en los semestres siguientes que nos toco convivir nuevamente, recuerdo que ahi todo cambio, fue algo muy extraño, inquietante, era como que todo seguia igual pero a la vez no, no se si me explico, todo a mi alrededor era algarabia, abrazos, risas etc, pero era como estar en ese lugar con los oidos tapados, mis cuates se emocionaron y palmearon mi espalda como si fuera un gran heroe, entonces me di cuenta cuando sali del salon para fumarme un cigarro en completa soledad, Samia y Maribel eran mis amigas pero ciertamente nos unia otra cosa, no el amor, Connie se veia muy emocionada con un skato del salon y yo... pues bueno, yo simplemente estaba solo.

Recuerdo muy bien que fume mi cigarro y me quede mirando la plaza roja desde el tercer piso del edificio, habia mucha gente pero mi vista solo detectaba a las parejas, mi vida habia cambiado mucho y recordaba aquellos años cuando era un simple pendejo sin experiencia que no podia acercarse a una mujer sin ponerse a tartamudear y a pestañear sin causa aparente, ahora era un pendejo con experiencia pero ciertamente hueco, lo que yo queria era una novia, algo diferente, algo serio, fue en ese momento en que decidi cambiar y buscar el famoso "Amor Verdadero", se me acabo el cigarro y me fui a casa.

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