CASTIGO DE LOS DIOSES

Tenia que acudir a clases de regularización dos horas antes de iniciar las clases normales, no importa la materia, el caso es que a lo lejos note que Rockdrigo me esperaba frente al salón fumándose un cigarro, me encorve, arrastre la mochila y me dirigí a su encuentro, pensaba que aquel día seria horrible iniciándolo de esa manera pero no fue asi...

Sentada en el escritorio del prefecto en la zona central del pasillo estaba... "Ella", en posición de flor de loto platicando con uno de esos fracasados que siempre se juntan con las bonitas de la escuela pero que son tan cobardes como para dar el paso decisivo, nuestra miradas se cruzaron por un segundo y como acto reflejo, sumí la panza, saque el pecho, apreté la quijada y tosí un poco, todo esto sucedió porque solo de mirarla sentí un torrente de agua helada que nacía en mi estomago y que se diseminaba rápidamente por todas las partes de mi cuerpo.

Seguí mi camino y entre apesadumbrado al salón en compañía de mi amigo, ocupe mi lugar y ahí a mi derecha estaba Montserrat (a quien recordaran por el post anterior y quien en esos días aun no me daba la dichosa carta de amor, pasional, de esperanza etc.) Estaba apendejado porque "Ella" era hermosa, pero cuando digo hermosa lo hago en toda la extensión de la palabra y justo pensaba y meditaba en esto cuando "Ella" entro corriendo al salón y se sentó unos lugares adelante, me sorprendí mucho por mi buena suerte, luego entro el maestro pero me valió madre, de hecho disfrute ampliamente la clase.

La mire todo el tiempo, tenia el cabello ondulado a la altura de los hombros, color castaño oscuro, su piel era blanca, pestañas larguísimas como de avestruz (una avestruz muy bonita) perfil delicado, nariz fina, ojos grandes y expresivos en color verde, boquita pequeña pintada de rojo, gafas oscuras en el cabello, suéter morado que daba la ilusión de estar tejido a mano, pantalón de mezclilla, altura mediana, delgadita y... ahorremos tiempo, cuando Rockdrigo la vio dijo que a su lado todas las mujeres que había conocido no eran mas que sacos de carne amorfa, tan bonita era "Ella".

Montserrat se dio cuenta de mi admiración por "Ella" y me sugirió que le hablara:

-No no... Montse... es que ando un poco enfermo, como que me quiere dar la gripa y no quisiera dar mala imagen- En realidad tenia miedo.

Pero Montserrat se hizo amiga de "Ella" y un día cuando salíamos del salón me detuvo y me dijo que quería presentarme a alguien, Montserrat se hizo a un lado y ahí estaba... "Ella" recargada en el barandal mirando el suelo muchos metros abajo.

Casi me dio la chiripiolca por la impresión, sentía que se me doblaban las piernas, se me fue la voz, me dolió la panza y susurre algo para mi mismo:

-Ayyyy hijo de la madre....-

Cuando estuve frente a ella no podía dejar de sonreír, Montserrat dijo:

-León, te presento a Lizbeth-

-Lizbeth te presento a León-


-Conoscanse- Esto lo dijo como Madame de casa de citas porque acto seguido desapareció como para atender a otros invitados.

Le di un beso a Lizbeth en la mejilla y que mejilla... tan delicada, tan suave, tan perfumadita y su voz... ohhhhh como imagine su voz en mis noches solitarias cuando solo el juego solitario de la carne puede consolar a los menos afortunados en el amor.

Su voz era muy agradable, era tímida y muy amable, de cerca era muchísimo mas bonita, no podía creerlo así que dude, no podía ser perfecta, aun tenia que ver sus manos, hasta la fecha desconozco el porque me interesan tanto las manos de una mujer, me gustan delgadas, bonitas, con uñas pintadas como de princesa y ¡Oh sorpresa! Lizbeth tenia las manos así, yo estaba al borde del desmayo cuando muy amablemente y después de conversar conmigo una hora se disculpo porque tenia que ir a otra clase.

Cuando se fue dejo el aroma del amor en el aire, ese aroma que invita a los animales a reproducirse, la primavera estaba ahí y yo hecho un pendejo fumándome un cigarro como si hubiera tenido el mejor orgasmo de mi vida.

Hablamos de cosas sin importancia, de hecho lo único interesante fue que la invite como todo buen muchacho a tomar un cafecito, lo acepto pero no me dijo cuando, el caso es que no la volví a ver hasta un mes después y cuando lo hice estaba acompañada de mi amigo Wender.

Ahi inicio mi rivalidad con mi amigo, los dos andábamos de culo por Lizbeth, incluso dejamos de hablarnos como morritos de primaria y hasta el saludo nos retiramos, días después nos encontramos en una reunión en el billar, estaba Rockdrigo , Morice, Wender y Yo.

Todos sentados a la mesa y Wender dijo:

-Morice, pregúntale a León si quiere una cerveza-

-Ah cabron... ¿y porque no le preguntas tu?-

-Es que no le hablo, estamos encabronados-

-Ja ja ja ja, no mamen, bueno... a ver, oye León, dice Wender que si quieres una chela-

-No... dile al wey ese que no quiero ni madre-

-No mamen cabrones, seguramente están enojados por una vieja ¿verdad?-

Nadie dijo nada, Morice nomas se cagaba de risa y Rockdrigo como era el mas joven de todos nomas se quedaba mirando espantado como si estuvieran peleando sus Papas.

Pero ya pedos limamos asperezas e hicimos un acuerdo de caballeros:

-Bueno Wender, Morice tiene razón, no tiene caso pelear por Lizbeth-

-Si wey, no hay pedo, mejor ya dejamos eso por la paz-

-Si... tienes razón...-

-Simon...-

-Aunque esta muy bonita-

-Pues si wey... si, esta preciosa la vieja-

-¿Oye y si mejor que cada quien que haga su lucha?-

-Va wey... chido, me gusta la idea-

-Que gane el mejor-

Y nos estrechamos la mano encantados de la vida, ya muy pedo tire mi cerveza en la mesa y tome a Rockdrigo de la cabellera para obligarlo a tomar lo que se había derramado, desgraciadamente no estaba tan pedo para hacerlo y anduvo manoteando y forcejeando conmigo un buen rato.

No se a que hora se me ocurrió que era buena idea ir por cigarros y salí del billar para encontrarme con Lizbeth, se me ilumino el rostro porque se veía encantadora, pretendía platicar con ella pero solo pude saludarla y de lejitos porque... estaba acompañada de su novio.... ahhhhh pero no cualquier cabron... no, no, no.


¡No mamen! Castigo de los Dioses... ¡Canta Oh Musa la ira del Pelida Aquiles!, el hijo de puta estaba muy vestido con su camisa blanca impecable, su pantalón de vestir, sus zapatos carisimos y su peinado en rizos mojados... no maaaamen...

Lizbeth me lo presento, se llamaba "Neftali"...

-Hola buenas noches ¿como estas?, encantado... Neftali a tus ordenes- Apreton firme de manos.

-Ahhh si... buenas, buenas...- Le respondi.

Después se marcharon y yo muy encabronado (con las manos en la cintura) los miraba alejarse por las calles oscuras.

¿Y quien era yo a lado de ese cabron? nada... una nulidad, con mi playerita azul de cuello "V", mi pantalón de pana super a la moda y mis zapatitos negros pisoteados por el pendejo de Rockdrigo que ya estaba muy pedo para caminar decentemente, no maaaamen... la pesadilla volvía a repetirse (quizá recuerden amables lectores (as) que en este post Lucia me presento a su novio).

¿Quien era ahora el saco de carne amorfa? pues Yoooooo, Yo y nada mas.

Y luego "Neftali"... ¿porque todos esos cabrones tienen nombres asi? como... bueno, no se me viene ninguno a la mente pero... ¿porque esos nombres? ¿porque esos peinados? ¿porque esas ropas? y lo que es peor ¿porque esas mujeres?... volví muy encabronado y triste al billar porque hasta la peda se me bajo y lo que es peor en estos casos donde uno desea desahogarse con platicas de borrachos...

OLVIDE LOS CIGARROS.

Pd: Volví a ver a Lizbeth, si, si tuve mi oportunidad pero eso aun queda en el futuro.